PEDRO, AMIGO

29 de enero de 2009. Madrid.

Aníbal R. Figueiras-Vidal, presidente de la Real Academia de Ingeniería.

 

Tuve la fortuna de iniciar una estrecha amistad con Pedro García Vilar hace cuarenta años. Los azares de la vida, las propias decisiones, o una mezcla de unos y de otras distanciaron nuestros contactos sin reducir el mutuo afecto.

Pedro permaneció en su villa natal, Ares, cercano a todos, afable y generoso. Dedicó mucho de su tiempo a encaminar niños y jóvenes hacia la práctica del deporte; hablaba con entusiasmo y cariño de benjamines, alevines, infantiles, juveniles, ...Su vida acaba de truncarse, en una tragedia familiar que se ha llevado también la de su padre y la de uno de sus hermanos.

La virtud silenciosa y el esfuerzo desinteresado son una lección que hemos de aprender; la de personas sencillas, que no son personajes públicos, aunque sí justamente queridos por quienes les conocen.

Te recuerdo, Pedro, tan limpio en lo físico como de mente. Sé, Pedro, que la muerte te alcanzó en una habitación de planta de un hospital, estando solo. También acredito que tu honor te había impedido, a diferencia de otros, echar balones fuera. Sobre todo con la pretensión de que los recogiesen los muertos.

Pedro, amigo: me has enseñado mucho. Gracias.

Uso de “cookies” Utilizamos cookies propias e de terceiros para mellorar os nosos servizos en relación coas súas preferencias mediante ó análise anónimo dos seus hábitos de navegación. Se continúa navegando, consideramos que acepta o seu uso. Pode obter máis información sobre o uso de “cookies” accedendo a nosa política de “cookies”. Para saber máis sobre as cookies que utilizamos e como eliminar-los, consulta a nosa política de cookies.

Acepto os cookies deste sitio web.